domingo, 10 de enero de 2010

IDA Y VUELTA A TRELEW

Al crecer la familia se abre como un abanico, la vida lleva a nuestros seres queridos a dispersarse por distintos lugares. En Febrero de 2007 partí con ansias rumbo al sur, destino ida y vuelta a Trelew (Chubut) pasando primero por Mar del Plata donde mi nieto EROS MISAEL cumplía años.
El 23 a la noche continué el viaje, abordando un cómodo y moderno colectivo de dos pisos donde viajaba mucha gente con igual cantidad de equipajes, el mismo llegó hasta Comodoro Rivadavia, deteniéndose en ciudades y parajes, sirvieron la cena, pasaron películas. Desperté a las 7 de a mañana, la claridad del sol asomaba entre las nubes de una naturaleza distinta a Santa Fe, nos detuvimos 20 minutos en Viedma,, mientras servían el desayuno comencé a escribir, pasamos por Bahía Blanca, Carmen de Patagones, el campo amarillaba intensamente, algunos arboles, vacas, ovejas, caballos, loros, pasamos por San Antonio Oeste, ciudad importante y pintoresca con vestigios ferroviarios, los colectiveros también hacen de correo, transportan encomiendas y cartas.
El sol quemaba a través de la ventanilla, divisé el mar, dunas y mesetas. Pasamos por Las Grutas enmarcada por el mar, ciudad turística donde se ven muchos campamentos. Al llegar a Sierra Grande , el paisaje cambió, se tornó en altibajos con distintos colores, arenas, rocas, cortes de tierra minera que destaca la importancia del lugar donde reina el viento, en la grandeza Argentina. A un recodo de la ruta un cartel dice:"A 4 Kilómetros. Península de Valdez" y sentí el cosquilleo de las lágrimas, deslumbrada, como si estuviese viviendo dentro de un cuento. Más allá, mi compañera circunstancial de viaje, rozó mi mano y señalando con emoción, dijo, "Puerto Madryn"
Desde lo alto del colectivo divisé ciudad, tierra y mar extendiéndose a lo largo y ancho a nuestros pies. Me sorprendió la belleza, con admiración capturé con mi mirada la imagen para envolverla en mi recuerdo. Nos detuvimos faltando 65 Kilómetros para llegar a destino, Trelew, ripio y desolación, el cansancio se unió a los dolores y a la ilusión por abrazar a mi nieto Gabriel Andrés, a quien hace mucho tiempo le debía este viaje, demasiada distancia nos separan, ya que él nació en Trelew.
Luego de 20 Hs. de viaje llegué. Eran las 17 hs. del día 24, con los pies hinchados crucé lentamente la terminal, para encontrarme frente a la plaza Independencia, tomé un taxi, el chofer me contó en el trayecto que era rosarino y conocía muchos paivenses radicados en esa ciudad. Me sentí como en casa con esa cálida conversión.
Abracé a Gabriel Andrés, me hundí en su mirada, respiré profundo y tragué las lágrimas, los chicos no comprenden el llanto que produce la emoción.
Disfruté el viaje y a mi nieto día y noche, le conté cuentos, reímos juntos, jugamos y preparamos la mochila para llevar al colegio, cociné su comida favorita, compartimos momentos con su otra abuela y su tío que él, tanto quiere y demás familiares.
Conocí Trelew una ciudad extensa, enclavada en la inmensidad de la Patagonia. Su nombre proviene de los colonos galeses, pioneros en el lugar, significa Pueblo de Luis (Tre: pueblo-Lew: apócope de Lewis), en homenaje a Lewis Jones, su fundador en 1886. Se originó como punta de rieles del ferrocarril en un lugar estratégico, hoy Ruta Nacional Número. 3, entre el valle inferior del Río Chubut. Con el pasar de los años se convirtió en una moderna ciudad, la más grande de la región, por su desarrollo industrial, comercial y su paisaje me fascinó y aprecié el duro trabajo de los agricultoras y la cortina de álamos protegiendo los cultivos.
recorrí con Gabriel caminos finos entre las casas de Barrio Comercio, como un laberinto jugando a perdernos, El 1 de Marzo acompañamos a Gabriel a la Escuela Leonardo Da Vinci. Con frío asistimos al acto de inauguración de clases. Con nostalgia en el alma, me despedí, fueron días hermosos, el viento fuerte y frío aparecieron esa mañana para despedirme, fue importante compartir esos días con Gaby, si se pudiera detener el tiempo o borrar de un manotazo situaciones....
A las 16:50 hs. subí al colectivo de regreso, la tristeza me invadió y sólo yo sé que no quería volver.... nuevamente el campo agreste, yuyos secos, matas grises. ripio, zona minera, colores extraños confundiéndose con la tierra y el sol asomando tras las sierras. El crepúsculo llegó llenando mis ojos y sentimientos de encanto, demorando hasta que el sol terminó de ocultarse, lentamente la oscuridad cubrió el espacio, lentamente el sol fue bajando, jamás vi puesta de sol tan hermosa y de extraños colores, recordé una canción de Rubén Patagonia, jamás se borraran de mis retinas. ¿Como describir el impacto que produjo en mi el paisaje gauchesco que formaban las nubes con los rayos de sol? Por momentos es un mar reflejado en el cielo donde dioses y espacio se posternan a mis ojos... me pareció escuchar la vocecita de Gabriel llamándome, mis manos se aflojaron, mis ojos se cerraron.
Desperté en Tres Arroyos. El sol ya había iniciado su camino de luz, el paisaje era otro, el tapiz vegetal de verde intenso con árboles y sembradíos, silos, girasoles, campos de golf. Nos detuvimos 20 minutos en Necochea.
Llegué a las 11 hs. a Mar del Plata donde descansé y disfruté unos días en esa ciudad donde está otra parte de mi familia.(quisiera hacerme pedacitos y estar en todos los lugares donde están mis seres queridos). Eros y su mamá me despidieron. Apoyé la frente en la ventanilla del micro, siguiendo con mi mirada esa pequeñita figura de mi nieto diciendo "chau".
Como caen los pétalos de las rosas, fui desandando caminos en éste viaje de miles de Kilometros. recorrriendo provincias Argentinas, en un ida y vuelta desde Laguna Paiva a Trelew, donde el recuerdo es perfecto y me acompañó a volver.-